En la actualidad, para medir la riqueza de un país ya no se tiene en cuenta sólo su economía, sino que se utiliza lo que se conoce como Capital Global de riqueza producida abarcando no sólo el PBI sino también el capital natural, humano, social e institucional. De esta manera, la medición de cambios en la riqueza permite cuantificar la sostenibilidad del desarrollo, ofreciendo una indicación a los gobiernos municipales, provinciales y nacionales para evaluar si la política concebida en términos generales logra producir un aumento del bienestar social actual y futuro.
El concepto de capital natural es una extensión de la noción de capital económico, a bienes y servicios. Se refiere a la reserva de recursos naturales que producen un flujo, tanto de bienes como de servicios y es de particular importancia para las economías aún no industrializadas. Un estudio reciente del Banco Mundial calcula que el capital natural representa el 26% de la riqueza total de los países de bajos ingresos comparado con el 13% de los países de ingresos medios y el 2% de los países de ingresos altos de la OCDE (Banco Mundial 2006).
En numerosos casos, vemos que los objetivos de sostenibilidad ambiental se consideran distintos a -y a veces hasta en conflicto con- los objetivos del desarrollo. La demanda de los escasos fondos públicos para abordar las urgentes necesidades de crecimiento económico y reducción de la pobreza, supone que el medio ambiente tiende a mantener una prioridad limitada en la inversión pública y formulación de políticas.
Sin embargo, el medio ambiente se debe considerar, en términos estadísticos, de políticas y presupuestarios, de manera equitativa frente a otras reservas de capital y fuentes productivas de riqueza en la economía. Debido a que los pobres tienden a depender mucho más de los bienes y servicios ambientales que los otros sectores de la población y debido a que éstos tienen menor capacidad para enfrentar los efectos de la degradación y pérdida del medio ambiente, mantenerlo en buen estado es esencial para satisfacer las necesidades básicas y aliviar la pobreza a mediano y corto plazo.
A nivel municipal se debe establecer cuales son los activos ambientales con los qué cuenta la ciudad. El activo ambiental es una reserva valiosa de capital natural y está compuesto por ecosistemas y recursos naturales productivos que generan bienes y servicios de importancia económica. La gestión ambiental y la extracción de recursos naturales de manera sostenible aseguran que los costos y pérdidas económicas se eviten a largo plazo. En la mayoría de los casos, el costo de la degradación ambiental es bastante cuando se calcula a nivel nacional, al igual que las pérdidas a largo plazo del uso de la tierra y explotación de recursos no sostenibles son igualmente grandes.
En esta dirección, se busca que las inversiones económicas que se llevan a cabo en distintos niveles tengan como única finalidad el bienestar social. Esto incluye garantizar que se le asignen los suficientes fondos públicos a las agencias responsables de la gestión del medio ambiente y la conservación; que se le dé prioridad a los objetivos del medio ambiente y que se incorporen a las políticas macroeconómicas y sectoriales, y a los instrumentos utilizados para lograrlos y, finalmente que los proyectos económicos y de desarrollo incluyan cálculos de costos y beneficios ambientales. La inversión ambiental se refiere al esfuerzo, atención y apoyo material que se le da a la sostenibilidad ambiental, en los presupuestos, políticas y planificación públicas. Para ello es indispensable que los tomadores de decisiones no consideren la sostenibilidad ambiental como un lujo que los gobiernos no se pueden permitir sino más bien reconocerla como una necesidad en la cual no se pueden dar el lujo de no invertir.